Síndrome de la Cintilla Iliotibial o "rodilla de corredor"
En esta lesión típica del corredor se produce una inflamación de la banda o cintilla iliotibial, una “banda” de tejido que va desde la zona superior de las caderas hasta la zona más externa del muslo.
De la misma forma que en la fascitis plantar o en la periostitis tibial existe una inflamación de una fascia lata o de una membrana, es decir, en zonas adyacentes o protectoras de un grupo de fibras musculares, en el síndrome de la cintilla iliotibial la dolencia es similar.
Esta lesión, también conocida como “rodilla del corredor“, también suele producirse por sobreuso y sin existir ningún traumatismo previo. Su aparición es progresiva, y saber reconocer sus síntomas podría evitar males mayores, como veremos hoy.
A continuación repasamos qué es concretamente esta lesión, por qué se produce, qué medidas podemos tomar, cuáles son los tratamientos así como una serie de ejercicios y estiramientos recomendables.
Síndrome de la cintilla iliotibial: qué es
En esta lesión típica del corredor se produce una inflamación de la banda o cintilla iliotibial, una “banda” de tejido que va desde la zona superior de las caderas hasta la zona más externa del muslo, atravesando asimismo la zona externa de la rodilla y la parte superior de la tibia. Es una conexión entre los músculos de la cadera y la rodilla, y su misión es estabilizar la articulación de la rodilla durante las pisadas.
En el síndrome de la cintilla iliotibial, esencialmente, se produce un dolor progresivo justo en la zona de la banda que recubre la cara lateral externa de la rodilla, un tipo de dolor que se intensifica al correr cuesta abajo y a ritmos más lentos. Asimismo, y recordando por donde se extiende la cintilla iliotibial, también puede sentirse dolor en la parte superior de la banda iliotibial (a nivel de las caderas).
Por qué se produce y cómo prevenir la inflamación de la banda iliotibial
Comúnmente se suele afirmar que la causa del síndrome de la cintilla iliotibial es el sobreuso de la articulación, es decir, el exceso de fricción entre la banda iliotibial y el cóndilo femoral externo (parte infero-externa del fémur). Otros expertos sugieren que lo que realmente sucede es que se produce una compresión de la banda sobre el hueso y también puede estar acompañado de una bursitis. Sea como fuere, el resultado es similar entre los que sufren la conocida ‘rodilla del corredor’: dolor.
Entre los factores que pueden desencadenar el síndrome de la cintilla iliotibial están la pronación excesiva del retropié, sufrir dismetrías o genu varo (“piernas arqueadas”), o la debilidad de músculos aductores y abductores de las piernas. Por otro lado, como también sucede en otro tipo de lesiones del corredor, el uso de unas zapatillas inadecuadas, una mala técnica de carrera o los terrenos irregulares o descendentes también pueden colaborar en la aparición de la lesión.
Tratamiento del síndrome de la cintilla iliotibial: rodilla de corredor
A pesar de que la causa original del síndrome de la cintilla iliotibial aún no está totalmente clara, teniendo en cuenta los factores desencadenantes y tras un correcto diagnóstico de la dolencia, el tratamiento de la cintilla iliotibial o fascia lata debería iniciarse ya en las primeras fases de dolor y de forma precoz.
En primer lugar, se deberá revisar factores desencadenantes como el uso de zapatillas adecuadas, técnica de carrera, una buena biomecánica en la que no haya grandes descompensaciones y zonas donde se produzca el entrenamiento. Asimismo se realizará una correcta exploración de la zona afectada y, en ocasiones, incluso será recomendable realizar un estudio de la pisada o análisis biomecánico. En algunos casos el uso de plantillas antipronación o para una excesiva supinación puede ser de gran ayuda.
En segundo lugar, es necesario controlar la inflamación de la cintilla, ya sea mediante tratamientos farmacológicos (antiinflamatorios y analgésicos), o bien mediante otros tratamientos más conservadores como crioterapia, ultrasonidos, masaje transverso profundo y reposo relativo (estos últimos a cargo de un fisioterapeuta).
Cabe destacar, eso sí, que el tratamiento conservador anteriormente mencionado aún posee una bajo nivel de evidencia científica, por lo que su beneficio a día de hoy es dudoso, aunque actualmente se sigue usando en la fase aguda y subaguda de la lesión de la rodilla del corredor.
Finalmente, la realización de ejercicios de flexo-extensión, potenciadores de la pierna, serán la norma una vez el dolor y la inflamación hayan disminuido (aunque cuanto antes puedan empezar a realizarse, mejor).
En ocasiones, cuando se llegan a formar quistes óseos, es necesaria incluso la intervención quirúrgica.